Un promedio de 5 dólares están cobrando grupos irregulares a los ciudadanos que pasan a través de las trochas de Venezuela a Colombia, y al día transitan por esa ruta más de 300 personas.
Los grupos armados que mantienen el control de los pasos ilegales siguen operando tranquilamente en la zona, a pesar de que las autoridades colombianas han reforzado la seguridad en toda la línea fronteriza que conecta el Norte de Santander con las poblaciones de San Antonio y Ureña.
Venezolanos que tuvieron que pasar este fin de semana por la zona revelaron en exclusiva a En Frontera cómo esta práctica de cobro se mantiene activa y hasta incluye amenazas cuando los ciudadanos se niegan a pagar por pasar por esos peligrosos caminos.
«20.000 pesos o un plomazo fue lo que me dijeron», relató Antonio Pereira, un ciudadano colombo-venezolano que trató de pasar por el Puente Internacional Simón Bolívar, pero que no logró hacerlo porque se generó una gran cola que, según su versión, la generarían los propios efectivos de la Guardia Nacional venezolana para que la gente termine tomando la decisión de ir por la trocha antes de que cayera la tarde.
A pesar de que en noviembre se reactivó el paso de los ciudadanos a través de los puentes binacionales, aun en la zona de San Antonio y en Cúcuta centenares de personas deciden tomar los caminos irregulares, donde se encuentran con grupos armados que usan esas vías para el contrabando de mercancía y el narcotráfico.
