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Migrantes venezolanas y colombianas retornadas emprenden con aportes de la cooperación internacional

125 nuevas emprendedoras en negocios de belleza en el Departamento de Santander

por Carola Briceño
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125 nuevos emprendedores en Santander

Katheine España es una caraqueña que llegó hace dos años a Colombia, se asentó en tierras santandereanas, específicamente en el sector Valle de San Juan del municipio Girón. Tras huir de la pobreza y hambre que se generó en Venezuela por la crisis humanitaria compleja que se vive desde 2016, su esperanza era conseguir en este nuevo país una oportunidad para trabajar, salir adelante y sostener a sus hijos.

Aunque sabía que el camino no sería color de rosa y que, como a todo migrante, le iba a tocar trabajar duro, probablemente casi el doble de lo que normalmente labora el resto de las personas en Colombia, en menos de 24 meses se le presentó una oportunidad de oro para acelerar su proceso de integración socioeconómica e iniciar el camino para convertirse en motor para el desarrollo de Colombia.

Atrás quedaron los días en los que laboraba entre papeles, números, tablas de excel y carpetas que normalmente manejan los técnicos administrativos; ahora está pendiente de los colores de tendencia, los diseños más buscados, las técnicas más actuales y efectivas para el cuidado y apariencia de las manos de mujeres y hombres.

Desde este segundo semestre de 2022, y con sólo dos años viviendo en Colombia, forma parte de un grupo de mujeres que se iniciarán en los micronegocios de la belleza, uno de los que experimenta mayor crecimiento en el país latinoamericano.

Esta oportunidad la pudo conseguir gracias al inmenso apoyo que la cooperación internacional viene dando en Colombia (y toda América Latina) a los venezolanos que se vieron obligados a abandonar su país. Recursos que promueven la integración y permiten transformar vidas.

Katherine, al igual que otras 124 mujeres migrantes venezolanas, colombianas retornadas y de zonas vulnerables del municipio Girón, donde habitan unas 190.000 personas, fue seleccionada para participar en un ciclo de formación en oficios de belleza (manicura y pedicura y maquillaje), que se prolongó por unos dos meses y con el que no sólo se certificaron, sino que les valió para un apoyo en materiales para poner en marcha su proyecto.

Pero la oportunidad de formación no sólo se quedó en las clases, también se ha convertido en la llave para abrir otras puertas de apoyos para que sus proyectos sean sostenibles en el tiempo. Respaldos y acompañamiento institucional que permitirán que el esfuerzo dé frutos cada vez más dulces.

El proyecto «Generando ingresos, sembreando esperanza» fue ejecutado por la Fundación Un Sólo Corazón, Una Esperanza de vida, en alianza con la Alcaldía de Girón. Una articulación que permitió llegar no sólo a mujeres de la zona urbana del Municipio, sino también a las veredas ubicadas a más de una hora de la zona institucional.

El apoyo financiero provino del gobierno de Corea del Sur, mientras la administración estuvo a cargo de la Organización Internacional de Migraciones (OIM). También se involucró World Vision Colombia, que viene respaldando en el Departamento de Santander formaciones y emprendimientos de migrantes venezolanos, colombianos retornados y colombianos de zonas vulnerables en panadería, peluquería, confección, marroquinería y otros oficios.

Transformando vidas

Mauricio Morillo, representante de la Fundación Un Solo Corazón, una esperanza de vida, explica que para la implementación del proyecto «Generando ingresos, sembrando esperanza» han establecido alianzas con diversas instituciones de lo municipios que forman parte del Área Metropolitana de Bucaramanga.

Con el proyecto no sólo se favorece a la población migrante venezolana y colombiana retornada, sino también a la comunidad de acogida, que pueden tener oportunidades en dos áreas: empleabilidad y emprendimiento.

Además de la formación en los oficios específicos, que son impartidas por instituciones reconocidas y con amplia trayectoria, los migrantes y colombianos también son capacitados en habilidades administrativas que le servirán para sacar adelante el emprendimiento.

«Es un proceso integral que realizamos en beneficio de estas personas, gracias a esos recursos entregados. Se dejan unas donaciones o se hace entrega de capacidad instalada a esas organizaciones para que puedan favorecer a futuro, para que hagan proyectos sostenibles», señala Morillo.

Las alianzas no sólo se han establecido con instituciones públicas, sino también con empresas privadas, para que estas aumenten las oportunidades de contratación de migrantes venezolanos y colombianos retornados, y así estas poblaciones tengan acceso a puestos donde pueden entregar su experiencia valiosa.

«Las personas vienen con ganas, con ansias de hacer cosas, de producir, trabajar, dar mejores resultados, ser mejores. Eso mejora la calidad de trabajo y la calidad de mano de obra», precisa.

En el programa de emprendimiento han sido favorecidas unas 400 personas con formación técnica y se han seleccionados proyectos para recibir fondos semillas, mediante dotación de equipos e insumos que requieran para desarrollar la iniciativa.

Y como se han articulado alianzas con alcaldías, desde esos espacios se han establecido más alianzas con otras organizaciones para que también se unan a apoyar los proyectos y así fortalecer a los nuevos microempresarios santandereanos.

Una oportunidad para la integración

Las capacitaciones han sido espacios que propiciaron el acercamiento entre venezolanos y colombianos y que permitieron el derrumbe paradigmas que les dividían.

«La integración fue muy bonita, porque aprendimos a ver que no hay diferencias, que todas somos una. Somos colombianos, pero también tenemos familia allá y amigos en Venezuela», Comentó Alba Luz Cadenas, una jóven colombiana que participó en este proyecto para establecer sis propio salón de belleza junto a su hermana.

Jenny, una joven barquisimetana, se mostró muy agradecida con sus nuevas amigas colombianas, con las que, además de fotos en grupo, comparte ahora los sueños y preocupaciones propios de todo inicio de un emprendimiento: cómo hacer el plan de negocios, el marketing, el manejo de redes sociales, dónde conseguir nuevos apoyos y dónde poder seguir formándose en el área. «Hicimos un grupo para apoyarnos y pasarnos la información. Nos estamos avisando para que todas salgamos adelante».

«Compartí con ellas y son muy chéveres. Es como si fuésemos hermanas. Fue un poquito y es como si fuésemos amigas desde siempre», destacó Luzmila Cadenas Rondón, quien confiesa que sueña con el día en el que las relaciones de Colombia y Venezuela vuelvan a normalizarse y la situación mejore para ambas tierras.

En el Departamento de Santander hay más de 97.100 venezolanos, lo que representa el 5,27% de la totalidad de los migrantes. En Bucaramanga, 41.400 venezolanos han recomenzado sus vidas, mientras que en Floridablanca, 15.649; Piedecuesta, 6.685; Barrancabermeja, 6.591 y en Girón 5.546.

En esta región hay múltiples programas de la cooperación internacional y un decidido apoyo de la institucionalidad para que los migrantes venezolanos y colombianos retornados se integren a las comunidades de acogida.

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